En un entorno empresarial cada vez más globalizado, dinámico y por tanto lleno de incertidumbres, la toma de decisiones debe ser rápida y ágil siempre basada en el análisis de datos; pero no de cualquier dato.

Explicar solamente el pasado no sirve ya, porque no predice acontecimientos como la pandemia actual y sus consecuencias en cada negocio. Sí es importante poder responder con datos a preguntas sobre las variables de control del negocio. Ahí reside el verdadero desafío y el paradigma actual.

Detectar desviaciones de los resultados esperados y saber la causa que las motiva lo antes posible garantiza el cumplimiento de los objetivos.

Poder hacer simulaciones en tiempo real para predecir los efectos de las decisiones mejora los resultados futuros.

La tecnología actual permite disponer de soluciones de Inteligencia de Negocio automatizadas asequibles para cualquier empresa de manera que el tiempo se invierta en el análisis y toma de decisiones acertadas, y no en su elaboración y comprobación. Tomar mejores decisiones en periodos de tiempo más cortos supone llegar antes que la competencia. No están ganando las empresas que tienen el mayor número de datos, si no la que tienen datos relevantes de su negocio, y los emplean correctamente para tomar decisiones rápidas, flexibles y acertadas.

Las reuniones presenciales o en remoto se hacen más dinámicas y efectivas si las analíticas permiten identificar los problemas reales haciendo mucho más fácil focalizar los esfuerzos donde es necesario.

Finalmente, el aspecto visual es realmente importante, ya que una buena visualización permitirá comprender el problema, su origen y los pasos a dar para resolverlo; de manera alineada y objetiva con los puntos anteriores.

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